Blanca, blanquita






Hace un tiempo que releo una y otra vez las mismas líneas, que miro una y otra vez el mismo canal, que te busco entre la gente en los pasillos.

Hace un tiempo que ya no recuerdo tu voz. Dicen que es lo primero que te olvidas de una persona.

Me quedaron cuatro anillos, te faltó el quinto, promesa de mis 15, y una foto. Recuerdo cuando me la regalaste, no entraba en ningún marco que pudiera encontrar en casa.

Tu casa quedaba en Adrogué. Subí y bajé de muchos trenes para llegar.
Te gustaba amasar tallarines y hacer un postre de frutillas. Almorzábamos siempre en tu patio. 
La tía Titina no paraba de gritar y su marido, de quien no recuerdo su nombre, pero tenía dientes de conejo, la miraba desorbitado. 
De chica me llamaban la atención tus manos, tu prolijidad, tus uñas pintadas de color rojo, pero nunca me propuse imitarte porque me las como desde que tengo uso de razón.

No sé en qué creo y en qué dejé de creer hace rato, pero a veces hablo pensando en vos.

Recuerdo tu habitación. Con Juliana solíamos dormir en la de al lado cuando te íbamos a visitar, pero vos sabias que me fascinaba la tuya. Incluso a veces, te decía que tenía sueño antes de concederlo y me hacía la dormida en tu cama para que te de pena sacarme. Tus sábanas de seda, blancas, combinaban con las cortinas. Me sentía en uno de esos cuartos de hotel 5 estrellas. 

La tez de tu piel blanca, blanquita, sin un rasguño. Me sentí tantas veces protegida. Aun así, siempre imaginaba que entraban a robar. Pensaba en cada lugar donde podía esconderme. La ducha, adentro del ropero, como si mis acciones fueran más rápidas que las de un ladrón. 

Ingenua. Siempre fui ingenua. De las que son conscientes y terminan desconfiando de todo el mundo. Blanca, blanquita, como vos. Transparente, sensible, que se me caen las lágrimas por ver a un abuelo repetir los nombres de los colores junto a su nieto. Dura, como una piedra, conmigo misma. Justa, orgullosa y débil. Pero fuerte cuando me lastiman. 
Soy la antítesis de la tesis que siempre quisiste que sea. Y me gusta, te juro que me gusta, porque además de todo ese punteo, soy la síntesis mas autentica que podrías haber encargado. 

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