Clase de apoyo
Nunca fui bueno en matemáticas. Nunca fui verdaderamente bueno en algo,
no tengo fanatismos, solo disfruto de muchas cosas.
Creo que era abril, se venía el primer examen del Instituto. Mi mamá
siempre preocupada para que no me lleve materias, su sueldo se iba de lleno en
mi educación.
Esta vez una tal Mónica, ya había pasado por un amplio historial de
profesores de apoyo. Casas de todos los tipos, repletas de ruidos, teles
encendidas y niños en plena adolescencia.
Me acompañó mi mamá, dejé la bicicleta en frente y mientras la ataba vi
a un chico de mi colegio. Supe que era un año mayor pero no recordaba a que
división iba.
«Por favor que no entre a la misma clase
que yo» pensé.
Estaba muerto de vergüenza, si mi mamá no habría estado ahí conmigo, me
habría ido.
Entré, éramos 3. Estanislao, Mónica, él y yo.
Estanislao siempre me pareció un imbécil. De esos niños insoportables.
No paraba de hablar y yo cada vez entendía menos.
Él tenía una lapicera roja y un cuadernillo sin tapa, desconozco su
nombre. Me gusta su campera.
Estanislao me pidió la regla, aún hoy sigo esperando que me la
devuelva.
No dejo de mirar la pared que está detrás de mi repleta de estampitas y
un reloj redondo de color celeste. Perdón Moni, pero tu clase es un bodrio.
La aguja larga apunta en el 12, guardo las cosas, salgo por la puerta.
Voy hacia mi bicicleta rápidamente, él sale detrás de mí.
Ando por las calles, voy directo a casa, siento que sigue detrás mío
todo el tiempo, paso una avenida, nueve cuadras y otra avenida, no me atrevo a
mirar para atrás. ¿Acaso me está siguiendo? Acelero mi andar. Giro, sigue ahí.
El corazón me va a mil, las manos me transpiran, me van a salir ampollas en los
dedos de agarrar tan fuerte el manubrio. Estoy llegando a la esquina de casa,
voy a doblar y lo voy a dejar de ver.
13hs ingreso a el colegio, hacemos la fila para rezar. Él está parado a
unos metros de mi con los de su curso, lleva puesta la misma campera que esta
mañana. Me quiero acercar a preguntarle si hoy me estaba siguiendo, pero no me
animo.
Lo decidí, esta tarde luego del timbre final, el que te va a seguir voy
a ser yo.
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